Yo soy un ser vivo y, como los demás seres, formo parte de la naturaleza. Tengo la capacidad de razonar, de sentir, de aprender de mis experiencias, de reflexionar y de decidir cómo actuar.
Mi cuerpo está cubierto de piel. Debajo están los músculos que me permiten movilizarme y luego están los huesos, que le dan forma al cuerpo, sin ellos sería una masa de carne indefinida. Los huesos y los músculos me permiten caminar erguido.
Dentro de mi cuerpo existen órganos como el cerebro, el corazón, los pulmones y el estómago que le permiten funcionar adecuadamente.
Cerebro
Se ubica en la cabeza y está protegido por el cráneo. Es el órgano que gobierna todas las actividades del cuerpo.
Gracias a él somos capaces de movernos, de respirar, de experimentar sensaciones, de almacenar recuerdos y experiencias, de comunicarnos mediante el lenguaje, de razonar y de decidir qué hacer.
Corazón
Se ubica en el lado izquierdo del tórax y está protegido por los huesos de las costillas y el esternón.
Es un órgano musculoso que impulsa la sangre por el cuerpo.
Cuando el corazón late, la sangre circula por todos los órganos.
La sangre distribuye el oxígeno y los nutrientes, y luego recoge los productos de desecho.
Pulmones
Son dos órganos esponjosos y flexibles ubicados en el tórax, a los lados del corazón.
Los pulmones intervienen en la respiración, que básicamente consiste en el ingreso del oxígeno indispensable para la vida y la expulsión de dióxido de carbono. Los pulmones aumentan de tamaño durante la inhalación y vuelven a su tamaño normal cuando exhalamos.
Estómago
Es un músculo en forma de bolsa donde se almacenan temporalmente y se digieren los alimentos triturados en la boca.
El estómago secreta los jugos gástricos que se mezclan con los alimentos triturados y forman una masa pastosa, la cual pasa al intestino delgado donde se absorben los nutrientes. Luego los desechos siguen al intestino grueso y son eliminados por el ano.